Libros: Franz Kafka II

Copio aquí un fragmento de los Diarios que además de señalar la conexión vital de Kafka con la escritura, hace patente en pocas líneas al soberbio escritor: En la oficina, dictando una comunicación importante dirigida al gobierno civil. En el final, que debía tomar vuelo, me quedé atascado y no podía hacer otra que mirar a la mecanógrafa, la señorita Kaiser, que, de acuerdo con su costumbre, se puso especialmente bulliciosa, desplazaba su sillón, tosía, tecleaba con los dedos en la mesa, y con ello atraía sobre mi desdicha la atención de todo el despacho. Ahora, la idea que busco adquiere un valor añadido: apaciguar a la señorita Kaiser, y cuanto más valiosa se vuelve, más me cuesta dar con ella. Finalmente doy con la palabra estigmatizar y la frase que va con ella, pero sigo guardándolo todo en la boca, con un asco y una vergüenza como si fuese carne cruda, cortada de mí tanto esfuerzo me ha costado. Frases que registran, como las agujas de un sismógrafo, los más sutiles sentimientos; párrafos donde se increpa a sí mismo; ágiles bocetos de relatos que podría haber llevado más lejos; reconstrucción de sueños, volcados con maestría sobrecogedora; historias como La condena o El fogonero que hoy son referen cias inexcusables de su obra narrativa; pedazos de conversación atrapados en el aire; suspicaces y brillantes escenas que dan cuenta de los poderosos instrumentos de observación con que Kafka paseaba por Praga; decenas y decenas...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR