Libros: Gay Talese

Desplegar un telón de fondo, de modo que ciertos detalles produzcan un efecto de alto contraste, como si una luz ultravioleta se posara sobre las cosas para que ellas adquiriesen la potencia de revelar al mundo. Envolver los hechos de sucesivas preguntas, pero de unas preguntas que comparten la vocación y las formas de aquello por lo que se interroga. Escribir desde el periodismo, pero con la ficción instalada en la nuca.Mostrarse siempre dispuesto a aprender de los hechos y de la vida. Hacer sentir al lector que, aunque se trata a fin de cuentas de una indagación, hay un sentido mayor, un razonamiento del para qué, que ha sido rigurosamente pensado. Regresar a ciertas opiniones o hechos, en especial cuando su peculiaridad los hará recordables. Persistir ante la historia que se quiere contar.Aguardar. Volver a tocar el timbre, que en algún momento algo se abrirá o alguien aparecerá.No dejar las frases reflexivas para el final: si se entregan a lo largo del texto, ellas van creando un ambiente de vínculo más intenso y de mayor exigencia entre el autor y el lector. Desviarse, cada vez que sea posible, de las rutinas de las cinco preguntas qué, quién, dónde, cuándo y por qué.Formular un ritmo y trabajar la escritura para que ella sea su si lencioso secreto. Atreverse en el momento en que la historia ofrece un flanco inesperado. No abusar de las analogías, pero cuando se presente la ocasión, ejercerla de modo que resulte inolvidable.Reconocer, desde el primer minuto, que la historia variará, que ella cambiará su color y su...

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