Libros: Lawrence Durrell I

Le doy vueltas y más vueltas a esta pregunta simplona: qué clase de amor puede sentir un hombre por un lugar, para que en la primera línea de La celda de Prós pero. Una guía del paisaje y las costumbres de la isla de Corfú, escriba esta frase: En algún sitio entre Calabria y Corfú comienza realmente el azul.La frase, por sí misma, consti tuye un pronóstico, incluso para quien no ha leído nunca a Durrell 1912-1990: habla de una sensibilidad rendida ante la belleza de una pequeña isla ubicada en el mar Jónico; habla de un escritor dotado de una exquisita habilidad para expresarse; y, así no haya mediado ninguna otra advertencia, nos indica que lo que continuará después de esta primera frase será un relato amoroso, la vocación de un autor por nombrar la belleza.El hechizo de Durrell por Corfú también llamada Corcira contagia: una sensación de gratitud va y viene entre la voz que narra y las cosas que le rodean, entre la morosidad de la prosa y el relajamiento que impone a quien lee.Un estado de calma, un tiempo que abre sus aguas a la observación: para que todo pueda ser visto, escuchado, percibido, penetrado por la sensibilidad: como si la textura de cada cosa del mundo se entregara, dispusiera sus secretos ante quien se aproxima con el ánimo poroso. El mundo se desviste al observador que se ha despojado a sí mismo.Como cuando uno escucha el silencio de la madrugada: así Durrell se compenetra con cuanto le rodea. Tras lo que se ve, los gestos, el rumor, el latido de lo invisible o lo apenas visible. Como si se tratase...

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