Libros, manifestaciones y votos

Las restricciones cambiarias y las barreras arancelarias no favorecen la lectura y han convertido el libro en artículo suntuario. Importarlo es costoso y producirlo en el país, una hazaña; no solo por los altos precios de los insumos, sino por la crónica escasez de papel. Pienso en esto mirando los volúmenes que se exhiben en los estantes de una librería caraqueña reputada como una de las mejores del país y que ahora, para sobrevivir, comercializa calcomanías, afiches, banderines y otras fruslerías de diverso tipo. Dispuestos con gracia, para disimular lo exiguo de su inventario, se muestran allí algunos libros cuyos títulos desnudan impúdicamente su contenido para seducir al cliente con revelaciones escandalosas, aventuras escabrosas o métodos y consejos para la superación personal; e, igualmente, otros que prometen más de lo que tal vez contienen, lo que no puede saberse sino adentrándose en sus páginas.Tal como se traman inven ciones en los libros, también en política se urden artificios y se tejen desengaños: así, hay gobiernos que surgen de alzamientos militares y no ocultan sus ambiciones; y hay, asimismo, los que derivan de rebeliones populares nacidas para oponerse al autoritarismo y, con una retórica preñada de promesas, cautivan a los pueblos y se ganan su confianza temporal para perderla al poco tiempo.En Tailandia, donde formal mente hay una monarquía constitucional, un golpe de Estado derrocó, en 2006, al primer ministro, y colocó al frente del Ejecutivo al general Surayud Chulanont con el visto bueno del rey Bhumibol Adulyadej.En elecciones en 2011 fue elegida primera ministra Yingluck Shinawatra, hermana de quien fuera depuesto por el mencionado putch, a quien una decidida multitud de iracundos manifestantes exige ahora su renuncia. Y, mientras en Bangkok la oposición se mantiene en sus trece, en las calles de Kiev cientos de miles de ucranianos protestan airadamente contra el presidente Víctor Yanukóvich, repudiado por intento de fraude electoral en 2004 lo cual originó la revolución naranja y de su premier, Mykola Azárov.Los ¡abajo! y los ¡muera! coreados por un multitudinario movimiento que desafía temperaturas inferiores a cero grados nos hablan de una Ucrania que quiere ser parte de la Europa del bienestar y se siente estafada por un gobierno que alinea su política exterior con los intereses de la Rusia de Putin.En Siria persisten los enfrentamientos contra Bashar al Assad, alimentando las esperanzas de que, a pesar de...

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