¿Cómo se llama la obra?

I Se abre el telón: el escenario está dispuesto, como en otras ocasiones, en el modo Consejo de Mi nistros. Es sábado, ya ha pasado una semana del triunfo electoral. Los actores se mueven entre la alegría y la satisfacción. Llevan en el rostro el alivio de saber que estarán en este set por algunos años más. La obra comienza cuando, a control remoto, el Presidente inaugura una nueva empresa socialista: la fábrica de helados Coppelia, en San Juan de Los Cayos, estado Falcón. ¡El futuro nos pertenece! Esta planta que estamos inaugurando hoy Âcuenta con entusiasmo uno de los trabajadores, mientras realiza un recorrido y muestra las instalaciones tiene una capacidad de 4.000 litros por turno, cerca de 26.000 helados diarios. Con la planta que estamos iniciando en Acarigua vamos a llegar a 30.000 litros más para colocarnos en casi 5 millones de helados que serán distribuidos en la población. Todos aplauden mientras un funcionario comenta que el proyecto es parte de un convenio con Cuba, que la idea es construir muchas, muchísimas, heladerías en todo el territorio nacional. El proyecto forma parte del mismo plan que ya ha señalado tantas veces, con luminosa claridad, el también luminoso líder máximo de la revolución: Garantizar la seguridad alimentaria de nuestro pueblo. Más aplausos. Luego, el propio Compañe ro Comandante Presidente señala que es importante el relacionamiento de este tipo de fábricas con las actividades sociales, culturales, de la región que es muy turística. Todos los ministros asienten, algunos toman nota. Al Compañero Comandante Presidente no se le escapa nada. Siempre está atento a todos los detalles. Articula las ideas, los planes; asegurando siempre el rumbo correcto de la utopía. Las imágenes destacan la ma quinaria, brillante y pulida; los obreros, contentos, dedicados a sus tareas; el funcionamiento perfecto de toda la empresa. El trabajo parece una cuña publicitaria. Un frío emocionante contagia la pantalla. El telón tirita mientras se cierra. II Se abre nuevamente el telón: unos días después, con un decorado menos formal, donde sin embargo destaca un enorme lienzo del Libertador, justo detrás del Compañero Comandante Presidente. Ahí está él, con una seriedad que quiere sonar a eficacia. Lo rodean tres o cuatro ministros, nada más. De vez en cuando, aparece un niño en escena, que entra y sale aflojando un poco la...

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