Llamarada inútil

Iris Varela tiene poca cobertura en los medios oficiales.Sus declaraciones y operativos son fogonazos de ba ja intensidad, que desaparecen en segundos, algo que contrasta con el grosor y tosquedad del lenguaje que utiliza en las redes sociales, una germanía que ruboriza a pranes y botiquineros por igual. Esta semana ha estado muy diligente, ha estado ocupada en un operativo que denominó plan cayapa, y destinado a acelerar los procedimientos de la jus ticia. Repitió el aserto que escuchamos reiteradamente en boca del oficialismo: La justicia si no es expedita, no es justicia.Uno de sus anuncios fue que había impuesto la libertad a 35 integrantes de la población penitenciaria. Claro, no son medidas de gracia, asunto para el cual ella no está facultada, sino la simple y retardada aplicación, por deficiencias burocráticas del despacho a su cargo, de medidas de excarcelación dictadas por los tribunales. La injerencia del Ejecutivo en la aplicación de la justicia impide que los procesados puedan quedar libres en el tribunal, cuando el juez determina que no hay razón alguna para que esa persona continúe en la cárcel, sino que debe volver al centro de reclusión hasta que el encargado del internado judicial se comunique con el ministerio de prisiones y lo autorice a aplicar la sentencia del juez. Esa lentitud y esos olvidos explican que cientos de reos que ya cumplieron la pena sigan presos.En uno de sus fogonazos, la mi nistra que se ganó el sobrenombre de Fosforito en los debates de la Constituyente de 1999, aclaró que la cayapa...

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