Con el llano en el corazón

Quedarse en el hato El Cristero, localizado en el estado Barinas, es como llegar a la hacienda de unos tíos muy queridos, en la que el principal activo es el afecto y la calidez. Y es que el concepto que manejan Glenda y Humberto Concha hijo es el de incorporar al turista al seno de su familia. Como todo hato, además del descanso que permite la convivencia cercana con la naturaleza, se puede participar en las faenas del campo Âcomo las labores de ordeño o pasear a caballo aunque también se viven momentos de verdadera aventura, como la pesca de la cachama o la captura de una anaconda. Pero lo que realmente engancha al visitante es el cariño y la naturalidad con que los Concha reciben a sus huéspedes. Lo primero que sorprende a quien va por primera vez, es que la mayoría de las personas que se alojan allí, ya han ido antes. Para ellos no hay sorpresas: se convierten en una suerte de baquianos de quienes inician la visita. Se saben el nombre del lagarto Juancho Âun cocodrilo joven, pero enorme, que vive en el patio sumergido es una laguna artificial así como sus anécdotas, se conocen las rutinas y los paseos. Saben hasta qué pueden poner en el desayuno o en la merienda. Y cuando llegan, se funden en un sólido abrazo con Glenda y Humberto para luego preguntarse mutuamente por tíos, primos, hijos y actividades. El salón principal y el come dor Âdonde se desayuna, almuerza y cena son parte de la casa familiar. Allí pasa las tardes la abuela, una hermosa matrona en silla de ruedas. El señor Humberto el padre, y quien inició el concepto de incorporar el turismo a la vida económica del hato, comparte con los huéspedes sus anécdotas y conocimientos. Y...

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