Para llegar al parque se necesita una calle

Muchos de los asistentes e invitados a esta tertulia, en las que se combinaba urbanismo, movilidad y activismo, estaban por primera vez en el Museo Nacional de Arquitectura. Un lugar que ha tenido detractores y defensores, que se asume para el debate sobre arquitectura y sobre la vida en ciudad.Por eso tocamos la puerta y entramos a debatir esta idea de más ciudad para los niños. Frase que no alude a espacios temáticos, diseñados para ellos parques, ludotecas, escuelas, sino a la calle misma, que debería recibir y brindar oportunidad de moverse con autonomía y seguridad a todos, incluyéndolos.Si bien cada vez hay más es pacios públicos en Caracas donde los niños pueden moverse con libertad y los adultos andar sin tantas angustias, todavía somos espectadoresreproductores de esa cultura que naturaliza el déficit y el problema. A los pequeños los acostumbramos a bajarse de la acera cuando los carros no dejan espacio para caminar. Los iniciamos en el arte de la tauromaquia urbana, para asumir que el semáforo y el rayado no son más que una simulación de lo que debería ser. Les enseñamos a combatir el derroche de espacio y energía del carro modelando nuevos conductores, en vez de ciclistas urbanos. Y muchas más anomalías normalizadas.De estos temas conversamos en esta tertulia, en la que participaron Juan Pedro Posani, arquitecto, director del Musarq; Daniel Ramírez, urbanista, activista de Cicloguerrilla Urbana; Pablo Molina, arquitecto, profesor de Estudios Urbanos de la FAU/UCV; y Franco Micucci, arquitecto, diseñador urbano, profesor en la USB y la Unimet. ¿Las premisas? Bajar la velocidad en las vías, ampliar aceras, doblegar a los conductores para que las respeten, pensar en una ciudad que permita a los niños desplazarse en bicicleta no sólo de manera recreativa.Lograr una calle digna para que vayan en transporte público o a pie hasta la escuela, entre el parque y la plaza. Acá algunas notas telegráficas de la conversa.Juan Pedro Posani. Quien les habla es un ciclista. Lo fui, totalmente convencido de que la bicicleta es un instrumento extraordinario, de una eficiencia increíble. Cuando era profesor en la Facultad de Arquitectura no tenía sentido ir desde Parque Central en carro, así que me compré una bicicleta e iba todos los días con ella. Pero aprendí que en Caracas uno como ciclista no existía. Así que pensé en la moto, siempre renunciando al carro.Esta ciudad está concebida y construida para que vivamos mal. Ese debe ser el punto de...

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