Lluvia de generales

Hace algunos años, cuando los cambios de gobierno eran muy frecuentes, en Bolivia se decía con sarcasmo que ningún profesional se sentía graduado en ese país si no había llegado a ser ministro. Algo similar parece estar sucediendo con los militares venezolanos. El martes pasado fueron ascendidos a generales y almirantes 147 oficiales de la Fuerza Armada Nacional. Resulta difícil decidir si es que acaso los miembros de la FAN se han revaluado o si los grados que se les imponen han sido devaluados. En una organización en la cual todos son jefes nadie manda en realidad. Sin embargo, se ha generalizado la costumbre que se inició con el nombramiento de generales en jefe a granel, al estilo Mercal. Antes apenas había uno, o ninguno, porque se trataba de un título reservado a personajes como José Antonio Páez o Eleazar López Contreras. Pero ahora lo comparten oficiales que jamás han entrado en batalla y hasta algunos acusados de presuntos narcotraficantes.

Resulta muy reconfortante para sus familiares que la mayoría de los egresados de la Academia Militar lleguen a generales o almirantes. Eso asegura, además, su futuro económico. Sin embargo, como han afirmado algunos expertos y militares retirados, la práctica desquicia la estructura jerárquica de las fuerzas armadas. Cuando se tiene más almirantes que barcos se crean problemas difíciles de solucionar. Aunque a lo mejor se trata de una excusa para seguir en la carrera armamentista en que nos ha embarcado el régimen. Si se tienen tantos oficiales de la más alta graduación es lógico comprarles aviones, tanques, barcos y fusiles para...

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