Entre lluvias y sequías

Los venezolanos somos un caso digno de estudio en materia de gestión pública, creativos a la hora de justificar las fallas, nunca falta algo o alguien a quien culpar, ni la naturaleza ha escapado de señalamientos. En tiempos de sequía hay problemas de electricidad, de abastecimiento de productos agrícolas, incendios y paremos de contar. En tiempos de lluvia también se va la luz porque hay mucha agua y eso afecta el parque eléctrico, se inundan las calles, autopistas y, lo que es peor, se vienen abajo viviendas y los ríos salen de su cauce, lo que pone en riesgo la vida de las personas. Cada vez que pasamos de un período a otro sequía, lluvia, sequía los efectos son dramáticos. Por ejemplo, mientras escribimos estas líneas las calles y avenidas de Caracas están convertidas en lagunas, tránsito y nerviosismo.Si nos detenemos a pensar un poco en la situación llegamos a lo más evidente: todo lo que ocurre es perfectamente predecible. Nuestro país tiene esos dos marcados períodos de estación, y mientras estamos en uno sabemos que llegará el otro. ¿Por qué nuestra capacidad de previsión no es suficiente para prepararnos adecuadamente y atenuar lo que...

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