Lord Snowden

Lord Snowdon fue el título nobiliario que le dieron al fotógrafo Anthony ArmstrongJones que se casó con la princesa Margarita de Inglaterra ante la inusual posibilidad de que la princesa despachara plebeyos al mundo.El matrimonio naufragó por las infidelidades recíprocas y Snowdon, como se hace llamar a secas, fue durante muchos años el fotógrafo oficial de la casa real inglesa. Una cosa es ser Snowdon y otra muy diferente ser Snowden a quien los supremos del Alba han convertido en noble pero a su modo.Los presidentes de estas repúblicas emergentes y que nunca terminan de emerger gracias a sus comediantes gobernantes no pueden ver a un gringo llorando porque enseguida lo quieren adoptar y mimar y salvarlo del castigo del Tío Sam. Pero resulta que el enconchado del aeropuerto de Moscú no es otra cosa que un individuo que ha traicionado a su país y que ha puesto en peligro la seguridad del mundo occidental.Después del 11 de septiembre el terrorismo inter nacional tuvo su primavera que pudo ser convertida en invierno gracias precisamente a los aparatos de inteligencia. Para que en las calles del mundo civilizado haya paz, los enemigos de la libertad tienen que ser vigilados. Todos los gobiernos del mundo espían: el nuestro lo demostró lindamente al ofrecer públicamente una conversación estrictamente privada entre un profesor de historia y una diputada, que indica la siembra de un micrófono como en las mejores novelas de contrainteligencia de la guerra fría. John Le Carré, en vivo. El diario ABC recoge las contradicciones del llamado Topo Snowden: 1.Se escondió en China, la patria del ciberespionaje.2. Huye a un país regido por Putin, ex KGB. 3. Pide asilo a un país acosador de la prensa como Ecuador y ahora el nuestro, el de todos o algunos venezolanos. 4. Pide que lo defienda el juez Baltasar Garzón que ha sido inhabilitado por escuchar ilegalmente a sus investigados. Resulta curioso que en Venezuela se esté haciendo tanta fiesta con este delincuente digital mientras la prensa independiente es acosada y hasta Nelson...

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