Luces y sombras de nuestros partidos

No es hora de discutir sobre la importancia de los partidos políticos de oposición. Sería conceder espacio a quienes los aborrecen, o a los que se empeñan en la negación de su ejercicio como fórmula adecuada para el manejo de los asuntos públicos. Nuestra historia ha probado su necesidad, pese a que también los ha visto dando tumbos hacia un despeñadero en el cual se han perdido los anhelos de la sociedad. En nuestros días conviene detenerse en cómo marchan y en cómo corren riesgos graves, debido al interés de la dictadura en volverlos polvo. Mantienen su entidad y su peligro por el solo hecho de que los mandones busquen desesperadamente su anulación con el auxilio del CNE, o la posibilidad de que apenas funcionen los más dóciles.Los partidos de la actualidad no son como los de antes porque han perdido su influencia en las grandes masas, que era determinante en el pasado y hoy es apenas un remedo. La disciplina que los caracterizó se convirtió en convención elástica, cuya debilidad no puede esperar seguimientos mecánicos. Los idearios que los distinguieron se han difuminado, en la mayoría de los casos, para que resulte difícil diferenciarlos por lo doctrina propuesta por sus fundadores, por un pensamiento capaz de hacerlos distintos a carta cabal como alternativas de selección cuando la ciudadanía busca opciones a las cuales quiera entregar su militancia o su simpatía. Son el resultado del derrumbe de las grandes organizaciones de la democracia representativa, algunos como una alternativa de continuidad y otros como la necesidad de mirar a las antiguas para ver cómo se hace una política parecida a la de ellas, pero a medias. No han creado líderes magnéticos o gigantescos como los del siglo anterior, lo cual sería accesorio si no fuera por la nostalgia que provocan las figuras emblemáticas de un tiempo propicio para los grandes ejercicios de movilización popular que quedaron en el camino. Apenas ofrecen cabezas de relativa lucidez que se manejan a tientas mientras maduran, como era de esperarse. Mezcla de vejez y novedad, imitación acompañada de innovación, caras ajadas o re tocadas junto con rostros de debut, ideas petrificadas mientras se perfila otro modo de entender el país, los partidos de oposición son, tal como están...

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