Luis Julio Toro El flautista de la selva

Para gozar de los conciertos en la selva de Luis Julio Toro tendrán que esperar el próximo. Sugiero consultar la página www.akanan.com, pues son los organizadores. En armonía con la naturaleza. Diciembre y enero es la temporada en que anidan los arrendajos. Ellos buscan árboles donde hay nidos de avispas. El macho fabrica ponederos para cada una de sus hembras. Las avispas vecinas se ocuparán de matar los tábanos que atenten contra las crías del pájaro y con esos tábanos alimentan a sus larvas. Así de armónica y natural es la convivencia de Luis Julio Toro con la naturaleza. Ha subido al pico Bolívar, fue en bicicleta hasta San Juan de Manapiare Amazonas, nadó a Isla Larga ida y vuelta, ha ido en kayak de Chacopata a Margarita y luego a Coche, los fines de semana acampa con sus hijas en alguna playa y el Ávila es como el jardín de su casa. Cuando llegó el público a las orillas del Caura, el hogar de Luis Julio lucía así: un chinchorro con mosquitero bajo una lona en una churuata elevada del monte, una caja con antojos gastronómicos y todos los periquitos de excursión, un maletín impermeable, ropa esperrujía y mojada guindada de unos palos y una caja pelikán cerrada con candado, sucia de barro. Ahí guarda el instrumento. Unas dos horas después apareció como un tarzán musical, desorientado a pesar del GPS, desmelenado, cundido de chivacoas, arco y flechas sin usar y barba de las que puyan. Buscaba sonidos para sus Aventuras sono ras, micro que transmite por el Circuito Éxitos y programa que sale por Sun Channel. Asegura que pájaros y ranas le contestan cuando se interna en el bosque con su flauta. No hay poses en esta euforia de dar conciertos en la selva. Le resulta fascinante y natural. Lo llena de júbilo. Así quisiera andar por la vida. De monte en monte con su flauta. El concierto. De este primer campamento a orillas del Caura navegamos unas cinco horas hasta El Playón. Es sábado 2 de julio, son las 4:30 pm, los seis viajeros ansiosos de flauta, el músico y los guías de Akanán, acomodamos los macundales y nos damos un buen baño de río. A las 7:30 pm la escena está dispuesta. Bajo un árbol con raíces extendidas en un extremo de la playa se disponen las velas en bolsitas de papel con arena, una colcha naranja está extendida con copas, vino, jamón serrano y casabe. Desde otra churuata llega un grupo de estudiantes de turismo en Ciudad Bolívar. Otras señoras de Valencia que están conociendo el Caura y un combo de pescadores. Algunos yekuanas...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR