Maduro contra España

Ahora le ha tocado a España.Hasta hace poco, el enemigo era Estados Unidos, o sea, el imperio. Con eso le bastaba a esta Venezuela de la decadencia para emprender la solitaria carrera de Nicolás Maduro hacia ninguna parte. No obstante, a medida que la crisis venezolana ha venido haciéndose aún mayor y la pérdida de popularidad de Maduro ha pasado a ser un callejón sin salida, el delirio de la intolerancia más extrema parece haber contaminado fatalmente el aire que se respira en Mirafl ores.Esta situación se tornó dema siado irritante para la sensibilidad absolutista de Maduro y compañía cuando el pasado mes de enero los ex presidentes Antonio Pastrana, Felipe Calderón y Sebastián Piñera llegaron a Caracas para participar en un foro sobre la sociedad civil y los derechos humanos, y visitar a Leopoldo López, Antonio Ledezma y Daniel Ceballos en la prisión militar de Ramo Verde. El gobierno impidió la visita y la prensa española, por supuesto, se hizo eco de esa inútil desmesura. Días después, en su edición del 27 de enero, ABC publicó una denuncia pre suntamente formulada en Washington por Leamsy Salazar, ex jefe de seguridad de Diosdado Cabello, acusándolo de corrupción y narcotráfico.Hasta ahí llegó la escasa pa ciencia de Maduro. A Venezuela se la respeta, bramó indignado, y convocó de inmediato una reunión con los representan tes de las empresas españolas que operan en Venezuela. Si el gobierno español no controla a la prensa de su país, les advirtió, el suyo estaba resuelto a aplicar muy serias represalias contra los intereses españoles en Venezuela. Patético intento de querer intervenir por asalto en el derecho democrático de España a la libertad de prensa, que produjo una reacción infinitamente peor que la crítica continua de periódicos como El País, ABC y El Mundo.Después se divulgó la carta fir mada por 31 ex mandatarios de España y América Latina exigiendo a Maduro excarcelar a sus presos políticos y a ello, y a la defensa de López y Ledezma, se sumó de repente Felipe González, una voz que resuena con gran...

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