El magistrado Aponte

Este diario ha advertido sobre la metástasis del narcotráfico en Venezuela, pero las autoridades rojitas se empeñan en negar rotundamente el avance de la enfermedad. Desde luego, se trata de una estrategia de propaganda de parte del Gobierno, porque reconocer el avance de los carteles colombianos en territorio venezolano vulnera no sólo la soberanía nacional sino que deja al arbitrio del crímen organizado el manejo y control de amplias zonas geográficas, así como de las actividades de económicas que allí se realizan. Hoy, luego de tantos años de prédica, no tenemos la menor duda de que el narcotráfico maneja fichas claves en los sectores económicos y sociales de gran importancia, que su actividad sigue siendo estrictamente clandestina y, desde luego, más peligrosa aún en la misma medida en que se utilizan testaferros que pudieran ser militares o jueces, policías o líderes políticos vinculados al poder bolivariano. En verdad no somos "narcoestado" porque ello conlleva una connotación especial y sólo ha sido usada en dos oportunidades. La primera para describir al régimen del general Luis García Meza en Bolivia (año 1983,) y la otra más cercana cuando el embajador estadounidense Myles Frechette se refirió a la Colombia de Ernesto Samper.

En ambos casos había características comunes: un involucramiento profundo de las cabezas de todos los poderes en el tema de la droga, unida a una tremenda impunidad. En el caso de García Meza, él mismo favoreció el tráfico de drogas del cartel de Medellín, según lo indica el libro de...

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