Manos de seda

Rigoberto, he leído tu artículo Mano de hierro, publicado en El Nacional , en el cual le sugieres al presidente Chávez poner orden en la dirección del país endureciendo su relación con sus secretarios, recomendación que considero no sólo errónea, sino negativa, porque una y otra vez la pretensión hegemónica burocrática y autoritaria en la dirección administrativa de cualquier Estado ha fracasado, desde los halagos hasta el terror no han servido para nada, sobran los ejemplos acumulados en el universo euroasiático durante el siglo XX, conductas presentes aún en la dirección del Estado cubano, en el cual lo único que se mantiene es la estructura de la seguridad nacional, construida con el apoyo económico y técnico soviético en la época en la cual aún su eficiencia era importante. Tanto la implosión soviéti ca como el desorden Chino maoísta identificaron con claridad que no hay proyecto progresista posible al margen de la incorporación de los sectores más avanzados de la sociedad, cuyo desarrollo no es producto de un laboratorio ideológico o político, mucho menos de la seducción clientelar y electorera que tanto ha cultivado la dirección chavista durante estos 13 años de desgobierno. Surgen del proceso histórico y con ellos se debe trabajar inteligentemente, porque no hay otros, no se consiguen en la bodega de la esquina y tampoco se importan aunque te sobren los dólares, debes recordar que el presidente Carlos Andrés Pérez no pudo comprarlos y le sobró el dinero. La utilización mecánica e ideologizada autoritaria y policial de los recursos humanos en todos y cada uno de los países conocidos como socialismo real, y que no fueron otra cosa que capitalismo de Estado salvaje, no sólo no condujo a desarrollos exitosos de la economía, de la ciencia o de la tecnología, sino que la atrasó e incluso destruyó espacios progresistas construidos con anterioridad por la comunidad. Naciones que nunca superaron la condición de tercermundistas, incluso los rusos, cuya economía nunca alcanzó el eje franco-alemán, mucho menos el norteamericano. Cuando revisamos nuestra ex periencia, encontramos que la conducción exitosa ha descansado en los más capaces, mucho más allá de los discursos y del engaño orquestado desde el poder, utilizando a profesiona les y técnicos educados en los centros más avanzados del conocimiento del universo conocido. Los gabinetes de Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez, López y Medina o Pérez Jiménez, incluso...

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