Manuela y su dibujo

Una imagen vale mil palabras. Lo creo, aunque nunca me había preguntado ¿qué puede decir el dibujo espontáneo de los niños? Hasta que salí a caminar con mi nieta Manuela.Los dos solos, sin rumbo. Sen cillamente el inmenso placer de disfrutar su compañía. Gozar de la agudeza de sus observaciones y sus preguntas inquietantes, cosas de niños.Esas que los adultos llamamos tonterías.Conversamos un buen rato.Manuela hablaba, yo escuchaba. Ella contaba de su colegio, relataba cosas referentes a sus amiguitas y lo que hacían para jugar. Un buen rato caminando hasta que me dijo que quería comer algo.Entramos en una arepera y ordenamos empanadas y refrescos. Su impaciencia y su energía le impulsaron a la bús queda de un pasatiempo mientras despachaban nuestra orden. Se levantó, fue a un pizarrón, una gran pizarra que hay para que los clientes pinten, escriban o pongan mensajes. Manuela tomó una tiza y comenzó a pintar un muñeco.Me distraje al disfrutar el yan tar, al voltear fui sorprendido por una figura casi de su tamaño. Era una cara con barba, la mano derecha la lleva alzada y sobre la cabeza escrita la palabra liberta.Observé su obra y sin pregun tar quién era dije que faltaba algo, se volteó, observó el dibujo y dijo: Es verdad. Dibujó algo detrás del barbado, una figura con una casi corona y un objeto en su brazo derecho alzado.Le dije: Te falta es la d de libertad.Riéndose, me dijo: --Mi papi está preso. Esta es la estatua que tú me enseñaste.Reímos. Sin rencor ni rabia me refería a los dos años del injusto encarcelamiento de su...

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