Las maracas se agitarán entre lo orgánico y lo sintético

Manuel Rangel había estudiado las maracas desde la mirada tradicional, pero siempre con la osadía de maestros como Juan Ernesto Laya, miembro de Ensamble Gurrufío, que llevaron las semillas de capacho a un territorio contemporáneo, lejos de las fronteras de la música llanera. Su visión del instrumento se amplió gracias a un proyecto llamado El Nenegro Juan Manuel, que reunió a percusionistas dispuestos a combinar lo electrónico con lo orgánico, lo concreto con lo abstracto.La semilla de aquel experi mento se sembró cuando Diego el Negro Álvarez y Carlos Nené Quintero se juntaron, para acompañar al cantante Iván García en España, con el baterista Juan Rodríguez Berbín, quien ha sido el gran colaborador de Rangel en la concepción de Maracas, guitarra y electrónica , performance que presentará mañana en el Centro de Arte Los Galpones.El artista, que curiosamente es formado en guitarra clásica en el Conservatorio de Barquisimeto, abre las puertas de un laboratorio de artesanía sonora. Una cronología musical desde lo terrenal hasta lo espacial, señala el performer, que graba fragmentos in situ, se apoya en voces de personajes como Morella Muñoz y Mahatma Gandhi, procesa el sonido y usa loops para construir bases sobre las que toca la guitarra. Es un recorrido, sin interrupciones, que puede durar entre 45 minutos y una hora, en la que son proyectadas imágenes que expresan visualmente lo que está sonando.Las maracas, que desnudas ofrecen montones de posibilidades rítmicas, cuando son procesadas pueden construir cualquier tipo de texturas y atmósferas. Allí Rangel las muestra desprovistas de artificios y también las interviene para generar otros efectos. La...

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