Las marchas pacíficas

La multitudinaria asistencia a las marchas dejó bien claro que la gente no marchó contra la paz, sino contra el mal gobierno. Aunque trataron de descalificar la convocatoria diciendo que era contra la paz, las inmensas marchas pacífi cas confi rmaron que exigir una buena negociación no es torpedear la paz, sino, por el contrario, estimularla para que sea sostenible, justa y no incube nuevas violencias.Las marchas evidenciaron que gente de todos los partidos está sufriendo por la inflación que golpea sus bolsillos, por la anunciada reforma tributaria, y por el deterioro inocultable y doloroso de la seguridad ciudadana. Un desgobierno paralizante es percibido en todos los estratos y regiones.Justamente porque las mar chas interpretaron los clamores ciudadanos, es imperativo rechazar sin vacilación el paro armado, el accionar salvaje de las bacrim, el apogeo criminal de los Úsuga, el re surgimiento de la modalidad neoparamilitar, el asesinato de los dirigentes de izquierda y el retorno de organizaciones de asesinos, vengan de donde vengan.Desde Cuba mandaron hun dir un proyecto de ley de mi autoría que...

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