Margarita: la construcción de una marca

Toda generalización es grandiosa cuando es positiva y profundamente antipática cuando hablamos de valores negativos. De las víctimas de las generalizaciones, el trofeo siempre lo llevan razas, etnicidades, religiones, opciones sexuales y países. Enfoquemos un instante los reflectores en los países. Si alguien dice: Todos los venezolanos son simpáticos, inmediatamente aceptaremos el halago como cierto. Si alguien dice: Todos los venezolanos son flojos, en el mejor de los casos replicaremos que no es correcto generalizar. Son simplistas casi todas las generalizaciones, pero existen. Cuando son basadas en características positivas pueden ser armas fabulosas de mercadeo. Francia es gastronomía. La India espiritualidad. Alemania puntualidad. Cuando, por el contrario, un país se asocia de manera general a valores negativos, el daño para su economía y la psique de sus habitantes es tremendo. Pertenezco a una generación a la que si le preguntaban en la adolescencia por Perú o Colombia, inevitablemente repetía la matriz impuesta de violencia y narcotráfico. En cambio, si en este momento le pregunto a un muchacho por esos mismos países, seguramente hablará de buena comida y pujanza, como primeras opciones de generalización. La razón por la que cambió la percepción del público se debe a que en las dos naciones se ha invertido mucho esfuerzo y dinero en lograr una marca-país que le muestre al mundo lo que realmente son, apoyadas en sendos logotipos y eslóganes ya harto conocidos como son Perú ¡Mucho gusto! y Colombia, el riesgo es que te quieras quedar. Noten que los elementos de mercadeo que he nombrado asociado a los países en este escrito han sido: simpático, gastronomía, puntualidad y espiritualidad. En ningún momento he escrito Torre Eiffel para mercadear a Francia, o Taj Mahal para el caso de la India. Es decir, el mecanismo moderno para mercadear los países es a través de sus intangibles y sobre todo de aquellos culturales como la música caso de Estados Unidos y el pop, gastronomía caso de Perú o bailes caso de Argentina y su tango. Las implicaciones económicas de una marca-país pueden llegar a ser impresionantes, pero lo más hermoso es que muestran a propios y extraños los valores culturales y sociales que hacen grande a una nación. Nos exponen ante la generalización positiva. La halagadora. Si es bien sabido esto, ¿por qué ha sido tan difícil hacer marca-país en el nuestro...

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