María Teresa Castillo siempre buscó el bien

Las campanas sonaron a las 8:05 pm. Inmediatamente, una oración en latín pronunciada por monseñor Roberto Lückert y el Aleluya de Randall Thompson cantado por el Coro Sinfónico Juvenil Simón Bolívar y el Coro Hominum de Voces Oscuras, indicaba que la liturgia había finalizado. Sin embargo, el eco de la música seguía allí, gravitando en el ambiente, emergiendo de los vitrales incrustados en las paredes de la iglesia San Juan Bosco, floreciendo de los nardos y las calas de su altar, como seguramente permanecerá el recuerdo y el legado de María Teresa Castillo, venezolana ejemplar fallecida el pa sado 22 de junio. Por el descanso de su alma se reunieron familiares y amigos más allegados, que oraron y pidieron a Cristo que comparta con ella su resurrección eterna. Así lo imploró el arzobispo de Coro, monseñor Roberto Lückert, al indicar, durante la homilía, que se trató de una mujer que, sobre todo en los momentos de tanta dificultad que vive ahora el país, fue referente, símbolo y bandera de lucha y de brega; una ciudada na que se sacrificó por esta tierra y que rompió con todos los esquemas de su época. Monseñor Baltazar Porras dijo que la ceremonia constituyó un acto de acción de gracias hacia Dios, para celebrar la vida de quien dio mucho y no sólo por su familia y sus amigos, sino por todo un país, al mostrar que el arte no tiene por qué reñir con la pobreza, y que la belleza conduce a una vida más plena. Porras destacó que la homilía fue un gesto de la Conferencia Episcopal Venezolana en...

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