Todos son Mario Silva

En lugar de decir ¡Yo soy Chávez! ¡gran vainota!, personajes como Diosdado Cabello de berían identificase con La Hojilla y afirmar ¡Yo soy Mario Silva!... porque a su lado, Corazón de mi Patria es, fue, era uno ya no sabe, en medio de tanto embuste si realmente existe una especie de príncipe de Gales, igual de obtuso, pero con mejores maneras. Las escandaleras promovidas por Cabello en la Asamblea Nacional revelan lo poco que Dios le ha dado, a menos de que la picardía y la guarrería sean atributos, a este personaje que por segunda vez se asoma al poder lo estuvo el 11-A cuando a Chávez le pidieron la renuncia la cual aceptó, y lo está ahora en quinielas de especuladores políticos. Con eso de ¡Todos somos Chávez!, de indudable inspiración cubana a la muerte de Ernesto Guevara, Fidel Castro pidió a su pueblo desear para sus hijos ¡que sean como el Ché!, antes de que se supiera que el llamado guerrillero heroico no fue tan hombre nuevo como se decía, se pretende dar al héroe del Museo Militar una aureola de Cid Campeador, que fue capaz de ganar batallas después de muerto. Todo lo que pueda significar farsa bufonada, payasada, mojiganga es válido para la demagogia perversa del chavismo al lado del discurso evangélico político de captación, está el halago y el soborno para los que jalan parejo y la bola negra para los...

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