Mariví

Lo aprendió de su mamá, doña Blanca, cocinera: el control de calidad hay que hacerlo sobre el plato que regresa de la mesa del cliente. Plato limpio, sin comida ni salsa, significa comensal satisfecho...y que vamos bien. Así de racional. Así de sencillo. Con sentido común, sin encuestas ni focus group, al viejo y sabio estilo, María Victoria Barturén conduce por más de 20 años el Bar Basque. Plato limpio significaba que su hijo Carlos Navas y la señora Carmen, su ayudante, trabajaban bien. Que el menú era sabroso. Que la cocina vasca -ejercida por la tercera generación de la saga familiarestaba viva. Que el restaurante sigue siendo una referencia culinaria importante en Caracas. I Uno no encuentra en el peque ño restaurante nada de lo que trata de imponer en Venezuela la cocina de foto-pose: escasas seis mesas para que 28 clientes coman codo contra codo. Un bar pequeño, una cocina minúscula, una pintura pescadores en La Guaira que ocupa toda la pared principal. Y una señora encantadora como anfitriona. Todos le llaman Mariví. Y así se presenta. Ofrece el menú con alegría y confianza. Sabe qué se cocinó hoy. También lo que ése comensal probó la última vez. Goza de una memoria prodigiosa para los detalles del oficio. Lo heredó de su mamá, doña Blanca, piensa uno. Ella con Juanito el de lentes en la pintura en la pared crearon Bar Basque hace 48 años. Siempre atildada, siempre ele gante, Mariví suple a Blanca en la conducción. Cuida los...

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