Martes de redención

Ayer, nadie se acordó de Vélez y aquella debacle. El partido se realizó en un día de fiesta, y Caracas lo asumió de esa manera, con el gran ambiente que creó su barra, las más de 10 mil personas que entraron al Olímpico y un triunfo 3-0 sobre Real Esppor que resultó más sencillo de lo esperado. El primer tiempo borró cual quier expectativa de un partido parejo y peleado. Los rojos se adueñaron del balón y del control del desafío, y merecieron abrir el marcador mucho antes del minuto 30, que fue cuando realmente se encendió la fiesta roja. Fue un baile, y en más de una ocasión, los defensas del Esppor se tropezaron en el área para intentar despejar un balón por lo arrinconados que estaban. Javier Toyo salvó un mano a mano con Nelson Barahona, luego fue José Luis Granados que se barrió en el segundo exacto para tapar el disparo de un ya escapado Luis Cabezas, al que posteriormente le anularon un tanto de palomita por posición adelantada. Pero era inevitable el encuen tro del Caracas con el gol, y en el 30 llegó. Un tiro libre al área parecía ir directo a las manos de Toyo hasta que surgió Cabezas y peinó el balón para empujarlo lo suficiente por encima de las manos extendidas del portero y permitirle a la masa roja en las gradas gritar el gol. Y con otro tiro libre apareció el segundo...

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