Abandono y exceso de matrícula deterioran la Experimental Venezuela

En la planta baja de la Escuela Experimental Venezuela, donde antes reposaba un llamativo mapa del país con peces y muchas hierbas, solo quedan restos de una confusa figura en cemento y desperdicios arrojados al azar.El paisaje se torna más deso lador al observar los techos y paredes de uno de los planteles más tradicionales del país.Cada comienzo de año escolar preocupa el mismo problema: con el paso del tiempo las filtraciones devoran los salones. Dos de ellos, donde ven clases los niños de cuarto grado, se inundan cuando llueve. La posibilidad de contraer enfermedades debido al moho y la humedad mantiene en alerta a los docentes.Más de 2.000 niños, de pri mero a sexto grado, ven clases en doble turno casi en penumbras. Debido a la escasez de bombillos ahorradores, exigidos por el Estado, no se han podido reponer los que se han quemado, dice una maestra.Varones y hembras corre tean hacia el único baño que funciona en la institución para el ala de primero y segundo grado. Los maestros hacen lo que pueden por echar un ojo y supervisar el espacio compartido, donde el techo se levanta y los lavamanos esperan por reparación. Una profesora asegura que solo sirve ese baño y otro que se destina a cuarto, quinto y sexto grado, incluyendo a los cursantes de la Misión Ribas, que ven clases en la noche.Ante el deterioro físico, la sobrepoblación progresiva de...

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