¡Médicos!

Desde que los humanos captamos nuestras semejanzas y nos identificamos como tales, co menzamos a utilizar saliva, agua, hojas, frutos y minerales para curar o aliviar nuestro sufrimiento y el de los demás. Luego nos hicimos más expertos y escogimos a los más exitosos aliviadores de males como médicos. Su atención fue siempre primordial para nuestra paz interior y seguridad ante la vida. Al principio, la salud física, emocional y espiritual estaba en manos de la misma persona, considerada poseedora de sabiduría ilimitada y poderes extraordinarios: chamanes, piaches y curanderos. Salvo raras excepciones, quienes se dedican a esa actividad altruista de luchar por la salud de los demás, han sido personas que con fe indestructible y dedicación inflexible, han estudiado la naturaleza y a los seres humanos en desgracia, logrando encontrar alivio a su sufrimiento. En todo caso, la preparación de los médicos dura toda la vida. Cada enfermo y cada día que pasa es un aprendizaje. Pero la formación básica del médico, antes de lanzarse a ejercer era muy variable: desde interminables años al lado de un iluminado o un chamán, conociendo hierbas, tierras, animales y aguas, hasta tres semanas con un afamado médico en el si glo XVI. En el medio, seis años de carrera universitaria ni es poco ni es mucho, es sólo el principio. Siempre ha sido fácil calificar los conocimientos del pasado. La historia de la medicina es tan interesante como la de los grandes médicos y tan atrayente como la...

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