La Mesa necesaria

Atacar a la Mesa de la Unidad es una suerte de obsesión muy patológica de algunos sujetos. Sobre todo radicales, que golpean muy duro el teclado de su computadora. Todos lo que sentencian ma sivamente a la MUD lo hacen de muy torpe manera y ello suele terminar en mayor gloria para los déspotas. Como es sabido, las críticas se afincan en las que podríamos llamar iniciativas pacíficas: diálogos, por supuesto; ahora el mismo voto, ahora y en general, trampeado crecientemente por las chicas del CNE; manifestaciones pacíficas; gestiones internacionales; decisiones simbólicas de la Asamblea, ¿cómo podrían ser de otra manera? De donde se colige pero nadie, o casi, osa decirlo que solo las acciones bélicas tienen algún sentido. Cualquiera, desde los marines de Trump a la toma de nuestro Palacio de Invierno tropical, pasando por los golpes a lo Pérez Jiménez o a lo Chávez Frías. Un detalle muy curioso y significativo, cuando la Mesa tuvo que enfrentarse al muro de Jorge Rodríguez y a los efectivos del feroz generalato zamorano, y dieron tantas demostraciones de valor muchos de sus líderes, los tuiteros y columnistas guerreros no se vieron ni se oyeron. Esperaron la derrota y el cambio de rumbo para armar juicio inquisitorial. Zamuros.Ahora bien, es cierto que a la Unidad le explotó un extra ño niple entre las manos con las elecciones de gobernadores. Pasó algo hasta ahora no exhaustivamente explicado, fraude, por supuesto, pero también gruesas imprevisiones y errores de este lado del río, que no estaría mal que los termináramos de poner en claro. De paso, entre ellos, el papel del abstencionismo inducido. Lo cierto es que uno de sus efectos fue, si no romper, por el momento, sí crear visibles y amargas fisuras en esa unidad que tantas tentaciones y amenazas había soportado. A lo cual siguió este rompecabezas no menos irrealizable, a lo mejor se mezclaron varios, que parecen ser las elecciones municipales donde se mercadea todo tipo de productos, desde el abstencionismo hasta el oportunismo y en el medio una masa de fieles del voto que no dejan de tener sus razones, el amor al vecindario o el rechazo a ceder un centímetro al tirano. Tanto es el enredo que se ha preferido pasar la página antes de leerla...

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