La mesa que une al país

Don Armando Scannone se sienta en la cabecera de su mesa y oficia el ritual, con idéntica generosidad y bonhomía, aunque los invitados cambien a su lado. Allí se ha sentado el chef francés Joël Robuchon, con su catedral de prestigio mundial, a saborear la cocina venezolana. La cocinera española Elena Arzak degustó un desayuno abundante que le quedó tatuado en el paladar de la felicidad. Sentado a la diestra de Scannone, el chef inglés Heston Blumental -con su fama planetaria- probó el mondongo, lo celebró con genuino agradecimiento y supo de sus finezas, no siempre reconocidas en esta tierra. Y Andoni Luis Aduriz, considerado entre los mejores cocineros del planeta, le susurra a los colegas que vienen al país, que el viaje vale la pena sólo por sentarse ante esa mesa. Allí han estado por igual el presidente de la Academia Francesa de Gastronomía o directores de orquesta. Ante sus visitas, siempre ocurre el mismo milagro. Mientras Pedro sirve los platos al igual que desde hace medio siglo, Don Armando, con idéntica serenidad, explicará los sabores con el anecdotario que une a este país en una mesa. De manera ineludible, un embeleso se instala entre quienes prueban las recetas elaboradas por Magdalena Salavarría desde hace más de 40 años en esa casa de rigores, donde los platos genuinamente venezolanos perduran para siempre, gracias al hombre que decidió rescatarlos, por una razón muy sencilla: preservar para siempre la felicidad de la mesa de su infancia. El mismo que sin premeditarlo, se los legó al país que estaba a punto de quedarse huérfano de sus recetas bien documentadas. Al final, de sobremesa, suele haber el mismo saldo. Una sensación de literal plenitud se instala en las visitas y sólo queda el agradecimiento. "Todos se quedan asombrados de la cantidad de sabores y aromas que tiene la cocina venezolana", dice Scannone. Es fácil entender la felicidad alrededor de esa mesa. Scannone tiene la vitalidad de quienes construyen su obra cada día, no creen en prórrogas y la viven desde el placer genuino. En agosto cumplió 88 años con una energía ajena a esa efemérides. Esos días recibió en su casona repleta de orquídeas, su libro verde recién impreso, terminó de grabar el programa de radio junto a Germán Carrera Damas que se transmite por Onda y dio decenas de entrevistas por su nueva obra. Unas semanas después, en una ceremonia multitudinaria en La Quinta La Esmeralda, bautizó Mi Cocina Ligera a la manera de Caracas, consagrado a las...

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