A 300 metros bajo tierra se descubre El secreto de las cuevas de Naica

Se ocultan silenciosas y vírgenes en las entrañas de la Tierra. Durante más de 100 años permanecieron en la oscuridad hasta que, por accidente, un grupo de mineros dio con ellas. Son las 4 cuevas de Naica, maravillas subterráneas que albergan cristales gigantes. Se encuentran al sureste del estado de Chihuahua, en el norte de México, y reciben los nombres de Cueva de las Espadas, Cueva de las Velas, El Ojo de la Reina y, la más inexplorada, la Cueva de los Cristales Gigantes. Acerca del descubrimiento y estudio de la última, Nat Geo transmitirá hoy, a las 8:30 pm, El secreto de las cuevas de Naica, documental dirigido y producido por Gonzalo Infante Castañeda. La cinta fue financiada por el Proyecto Naica, que se desarrolla desde 2006 con la intención de documentar de forma científica y con carácter divulgativo el proceso de formación de esas maravillas naturales.

El descubrimiento. El proceso de explotación de minerales como plomo, plata y zinc implica que los mineros extraigan el agua caliente de la tierra a través de un sistema de bombeo. Como resultado, se reveló una caverna de más de 150 metros con formaciones de selenita o "piedra de luna", que miden entre 6 y 11 metros de longitud. Los cristales nacen del suelo y de las paredes como filosos colmillos. A 300 metros de profundidad, con temperaturas de entre 45 y 50 grados centígrados y una humedad de incluso 100%, la presencia en la cueva de investigadores y científicos sólo puede extenderse a poco menos de 2 horas. Para sobrevivir mientras estudian el lugar, los expertos deben utilizar equipos de aislamiento térmico que incluyen chalecos, trajes elaborados a base de hielo y respiradores de aire frío. En el proyecto intervienen más de 70 personas entre científicos, fotógrafos, reporteros, productores, ingenieros y técnicos. Es una tarea contra el tiempo, porque en lo que los mineros terminen sus trabajos dejarán de extraer agua y los cristales quedarán sumergidos otra vez, volverán a la oscuridad en la que permanecieron hasta ahora. "Es un lugar extraordinario y complejo, es como trabajar en el fondo del mar. Durante seis años nos dedicamos al desarrollo de equipos especiales de filmación y convocamos a científicos internacionales que se atrevieran a entrar en la cueva. El reto audiovisual que nos planteamos fue contar la aventura que vivimos", señala Infante. Agrega que el proyecto cuenta con un portafolio de casi 500.000 fotografías y 600 horas de filmación, obtenidas en más de 5...

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