Michael de Montaigne, la práctica de vivir

Han transcurrido más de cuatrocientos años de la muerte de Michael de Montaigne y su obra sigue siendo úni ca. Es tal la facultad de sus ensayos para regenerarse ante cada lector, que difícilmente puede escribirse algo que no sea más que una aproximación incipiente, apenas un atisbo de la vastedad que ellos convocan. Y es que esa condición que he llamado vastedad, pero que también cabría nombrar como pluralidad, universalismo o grandeza y esta es una de sus enormes paradojas, proviene del apego de Montaigne a las particularidades, a los detalles, a la vertiente fáctica de la existencia.Acabo de leer el libro de Sarah Bakewell, prendado y en estado de oscilante inquietud. En más de una ocasión me he sentido como si ella me revelase las dimensiones de un autor que, a pesar de que lo he leído, se me ha escapado. En otros momentos, ese Montaigne del que uno se apropia esa facultad suya de hacer sentir que te habla a ti y a nadie más ha vuelto. Se ha hecho otra vez presente.En los últimos años he leído prólogos, ensayos y algunos libros: los textos imprescindibles de André Gide que vio en Montaigne la expresión del espíritu francés, Stefan Zweig, André ComteSponville, varios de Antoine Compagnon no he logrado dar con el famoso texto de José María Valderde, donde sugiere que los Ensayos 1580 fueron el modo que Montaigne encontró de continuar su conversación con Etienne La Boétie, así como el ensayo de Juan Arnau incluido en su Manual de filosofía portátil. Más recientemente he leído el ensayo de Jean-Luc Hennig se titula De la amistad extrema consagrado a la mutua lealtad que unía a La Boétie y Montaigne. Consigno esta breve enumeración para decir que Cómo vivir o Una vida con Montaigne, no solo se refiere a los asuntos que han ocupado a estos autores, sino que va mucho más allá: elabora una trama donde el hombre y los Ensayos se exponen, inseparables y dotados de la misma sustancia vital.Escribir sobre los Ensayos debe ser uno de los desafíos del que difícilmente se sale bien librado. Cada ensayo desborda. Ninguno es previsible: su recorrido lo...

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