Microempresarios que nunca se rindieron

Keila Ordaz, Zulay Martínez, Inés Mendoza y Cruz de Belisario son mujeres trabajadoras del oeste de Caracas. Su empuje para sacar adelante sus negocios es la principal carta de presentación para obtener el apoyo de la asociación civil Fomento del Desarrollo Popular y de Citibank. Después de haber recibido formación financiera y microcréditos en varias oportunidades, afirman que sus compañías han crecido y ellas se convirtieron en empresarias. Las 4 emprendedoras forman parte de los 26 beneficiarios, 19 de ellos mujeres, que el 6 de mayo recibieron préstamos de la institución bancaria a través del programa de financiamiento que puso en marcha hace 5 años. Hasta la fecha, Citibank ha apoyado a más de 1.000 microempresarios con el otorgamiento de 2.430 créditos, 80% de los cuales se ha entregado a mujeres porque cada vez son menos los hombres interesados en solicitar ese tipo de préstamo. Manicurista. Hace dos años Keila Orda z de cidió dejar su empleo en una empresa del sector alimenticio para emprender su negocio. Lo primero que hizo fue hacer un curso de manicurista y, después de que lo terminó, comenzó a ofrecer sus servicios. Empecé a domicilio con pocas clientes. La mayoría eran del 23 de Enero, que es donde vivo, recuerda. En agosto de 2009 comenzó a recibir el apoyo de Fudep y Citibank. Agradece a ambas organizaciones por haberle dado las herramientas necesarias para progresar. Me enseñaron a elaborar estructuras de costo, a sacar las ganancias y a ahorrar. Ha recibido 15 créditos con los cuales ha invertido en materia prima y en la compra de equipos. Ahora cuenta con 25 clientes fijas a domicilio -de varias zonas del Área Metropolitana de Caracasque solicitan sus servicios cada 15 días. Adicionalmente, habilitó parte de la casa para trabajar. De lo que gano saco los costos y ganancias. Me pongo un sueldo con el que pago el colegio de mis hijas y ayudo a mi esposo con los demás gastos de la casa, asegura. Víveres. Zulay Martínez se dedicó sólo a atender su casa y familia hasta hace siete años. Cuando murió su esposo debió también salir a trabajar. No sabía que hacer, yo nunca había trabajado. Me recomendaron ir a Fudep porque ahí me ayudarían. Gracias a Dios lo hice, porque me apoyaron y...

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