El miedo es libre

El miedo es libre. Se puede acumular en cantidades industriales y no paga impuestos. Pero sí es una pesada carga a la hora de la valoración que los ciudadanos deben hacer sobre las actitudes básicas de sus dirigentes. Lo menos que debe exigirse a quienes aspiran a la Presidencia de la República es que debatan pública y directamente, cara a cara, sus ideas, ejecutorias, lineamientos políticos e ideológicos que los orientan, y confronten las ofertas concretas que pro meten en materia programática. Esto fortalece la conciencia de la nación. Es lo usual y esperado en todas las elecciones de cualquier país medianamente democrático. Hugo Chávez no es un demócrata. Es una persona de temperamento subversivo. No tiene la preparación mínima para bien gobernar un país como el nuestro. Pero es astuto, audaz, guapo cuando está respaldado por la fuerza bruta o institucional y, en definitiva, un maestro en el arte del disimulo y la mentira. Ejemplos hay a montón. Él mismo se ha encargado de referir cómo mentía desde que estaba en la Academia Militar, o cuando servía como mediocre oficial activo, o las maromas que ha tenido que hacer antes y después de los golpes de Estado del 92 y para mantenerse en el poder en estos catorce años. Por lamentables fallas y comple jos, no del todo superados, en el mundo democrático venezolano se le dejó correr hasta donde le dieran las fuerzas. La mayoría se cerró sobre su propio mundo en busca de supervivencia frente a la barbarie. Los resultados han sido...

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