Miedo a saqueos agudiza la escasez

Decenas de hombres vestidos de negro caminaban por Petare el miércoles pa sado al mediodía. Iban armados y usaban gorras con las siglas del Conas. El grupo, del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro, coincidía con la llegada del arroz a uno de los negocios cercanos al puente Baloa.A pesar de la presencia de ese cuerpo de seguridad, a solo pasos de la redoma de El Cristo, muchos locales mantenían sus santamarías abajo.Entre ellos la panadería Flor del Rocío 2007, de donde el jueves 9 de junio se llevaron hasta la caja registradora y los vidrios de las vitrinas cuando fue saqueada.La irrupción intempestiva de vecinos en comercios de Petare, Mariches, La Urbina y La Vega los días 9 y 10 de junio para sustraer alimentos, además del asalto a camiones distribuidores de comida, avivaron el miedo en los comerciantes que evalúan la posibilidad de clausurar sus establecimientos. Paradójicamente, la explosión social para exigir alimentos terminó profundizando la escasez.Creo que llegará el momen to en que los camiones no querrán venir a surtirnos, pues temen que los roben, opina Luis Pestana, encargado del local donde de 120 sacos de harina que pedían semanalmente apenas llegan 40. Eso alcanza para vender 2 días de pan.Rafael Luna también mandó a cerrar las rejas de la carnicería Ierevan luego de sentir el alboroto que se armó frente a su negocio, donde gran número de personas esperaba comprar arroz: La inquietud que uno tiene es que se metan y revienten las instalaciones.Luna vende una res y 30 ces tas de pollo a la semana, mercancía que le entrega la distribuidora Discarsil, donde José Arteaga trabaja como chofer.Arteaga sale de Antímano para ir a Petare a repartir entre 3.000 y 5.000 kilos de carne a la semana. Reconoce que las circunstancias actuales le pro ducen temor, pero la necesidad de mantener su hogar lo anima a continuar: Tenemos que dejar el miedo de lado. Si no venimos para acá se molestarán y eso sí puede generar más saqueos.Una lógica similar manejó Rosa Hernández el jueves 9 de junio. La encargada de la panadería Duri, ubicada en la avenida principal de La Urbina, creyó que nadie atacaría ese local si mantenían las puertas abiertas. Se equivocó.Cuando escuchamos los ru mores de saqueo cerramos como lo hizo la mayoría. Luego volvimos a abrir cuando creímos que había pasado todo.Como a las 4:30 de la tarde llegó una avalancha de gente con ladrillos y nos destrozaron las vidrieras. Actuaron con rabia y odio. Todavía me pregunto por...

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