Un ministro indigno

Cuando Julio Alak asumió, en julio de 2009, como ministro de Justicia, juró cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional. Resulta por ello escandaloso que quien debe velar desde su cargo por el mejoramiento del servicio de justicia se dedique en forma tan estentórea a repudiar los principios sobre los cuales se funda el Poder Judicial. La escalada de improperios y denuncias infundadas que el ministro formuló en el contexto de la disputa entre el Gobierno y el Grupo Clarín lo ha expuesto como alguien indigno del cargo. La dificultad para encontrar un magistrado imparcial que imparta justicia en la causa en la cual el grupo editorial cuestiona la inconstitucionalidad de diversos artículos de la ley de medios audiovisuales excede el terreno de una normal disputa entre litigantes. La ciudadanía observa azorada que, luego de que el ministro Alak denunciara en ácidos términos al juez y que la prensa alertaran sobre amenazas de una persecución penal contra el hermano del magistrado, éste haya renunciado a su cargo invocando su situación familiar, dando crédito a la existencia de maniobras extorsionistas...

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