Miraflores, ¿base de patrulla?

A Tibisay Lucena

Luego de la larga y tensa incertidumbre sobre la fecha, y sin ninguna justificación medianamen te razonable, el Consejo Nacional Electoral adelantó las elecciones presidenciales para el 7 de octubre de 2012. Con esta decisión que nada abona en beneficio de la tranquilidad institucional porque bonifica al presidente saliente con tres meses antes del traspaso del mando al nuevo presidente electo, se pone de bulto cuál será el comportamiento sesgado del ente electoral y, en consecuencia, la importancia de una veeduría cerrada sobre el pretendido árbitro de tan cruciales comicios para el destino democrático de nuestro país. El tono del anuncio ya fue bas tante indicador. La rectora presidenta, un tanto fuera de sus casillas, lanzó una curiosa interpelación a las fuerzas políticas de la alternativa democrática a que declararan si reconocerían los resultados electorales. ¿Por qué no interpeló directamente a Hugo Chávez, quien obstinadamente repite que no saldrá del Palacio de Miraflores, si acaso en el 2031? ¿Por qué no llamó la atención a los altos oficiales activos de la Fuerza Armada Nacional, quienes no avizoran jurar lealtad a otro comandante que no sea Hugo Chávez? ¿Por qué las cuatro rectoras oficialistas no han respaldado al rector Vicente Díaz en sus reclamos sobre la indebida participación del jefe del Estado en la ilegal precampaña, agravada por la utilización de bienes públicos? De igual manera, ha generado extrema preocupación la negativa del CNE a la presencia de una observación electoral de calidad, de organismos del sistema interamericano y de la Comunidad Europea con favorables antecedentes de participación en Venezuela, cuyos informes contienen valiosísimas recomendaciones para mejorar nuestro sistema electoral y promover garantías de equilibrio, imparcialidad y transparencia de los comicios. El CNE tiene el mandato cons titucional de garantizar igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales. Para que los venezolanos podamos tener confianza en el organismo electoral sus autoridades tienen que actuar en consecuencia. Y no lo están haciendo. La negativa a la observación internacional no es un buen signo. La displicencia e ineficiencia en el trato a nuestros compatriotas que viven en el exterior, a quienes no se les ofrecen las debidas garantías para su oportuno registro, es un mal signo. La falta de...

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