Misterio de Estado

  1. Se demostró, con su lamentable enfermedad, que el Presidente Chávez es absolutamente imprescindible para nuestro gobierno y esto no es, desde luego, un elogio político. Después de más de una década, la doctrina del liderazgo colectivo como pieza importante de la concepción bolivariana del poder, cuyo eje, se afirma, es su democratización en todos los niveles, no aguanta de pie el más suave empujoncito. El suyo es un caso de jefatura única con ropaje de caudillo, asistido por la moral blindada de la revolución y con la prerrogativa de ejercer el cargo más o menos conforme a sus ocurrencias ideológicas, a cuenta del socialismo del siglo XXI. Más allá de él, poco, apenas alguna que otra voz independiente que se escucha, sobre la que pende siempre la amenaza de ser apartada hacia el grupo de los descreídos. Los que lo rodean, dentro y fuera del gobierno, piensan y hablan a través de él Âcomo bien dice el comandante Presidente, es un latiguillo imprescindible a la hora de opinarÂ, señal de un exacerbado personalismo que los venezolanos creímos erradicado para siempre. II. Ojalá el viento sople a favor de su recuperación, pero sea como sea que evolucione su enfermedad imposible saberlo, el misterio de Estado es el que regula lo que podemos y no podemos saber, y de pendemos apenas de chismes de diversos orígenes e intenciones, pareciera, pues, que esta ausencia momentánea va a cambiar el libreto de la política nacional. El Presidente tiene cáncer y no hay vuelta de hoja, es un dato duro con el que no contaban ni tirios ni troyanos, ahora ambos huérfanos de referencia. Más allá de cuál sea su gravedad, el tumor que le extrajeron no puede ser resignificado, como ha sido el hábito del Gobierno en su intención de contrariar la obcecación de la realidad, como si así la transformara. Desde el lado chavista, asomó, así pues, la eventualidad de que el Presidente pueda no estar en el escenario político, y por eso, digan lo que digan sus fieles y devotos seguidores, se abrió, por esos lares, la disputa por el poder, con el agravante de que no hay delfín a la vista, lo cual no significa, por supuesto, que escaseen los pretendientes con amígdalas. Mientras tanto, del lado...

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