El misterio de América

Lucio Anneo Séneca, el gran filósofo, escritor y político, maestro, primero, y ministro, después, del emperador Nerón, escribió su famosa tragedia Medea en la que hace decir a uno de sus personajes esta frase profética: Vendrán en los tardos años del mundo ciertos tiempos, en los cuales el mar océano aflojará los atamientos de las cosas y se abrirá una tierra inmensa: y un nuevo marinero, como aquel que fue guía de Jasón el jefe de los argonautas descubrirá un nuevo mundo. Ya no será entonces la isla Thule hoy Islandia la postrera de la Tierra.Después de 1.500 años, Cris tóbal Colón, ya viejo, se sintió estremecido al leer este texto latino del siglo I y, viendo reflejada en esa frase su formidable epopeya, y sintiéndose él mismo retratado, profetizado, en ese marinero que descubrirá un Nuevo Mundo tradujo el texto al castellano, tal como acabo de citarlo.Colón, muy achacoso, que creía haber hallado el paraíso terrenal en la desembocadura del Orinoco, se consideraba un hombre predestinado por Dios para culminar la hazaña.Hasta su nombre Cristóbal, el titán que llevó al niño Dios sobre las aguas, le parecía una premonición. Profecías como la de Séneca, opiniones de filósofos, recuerdos perdidos en la noche de los tiempos de otros viajes y transformados en leyendas, coadyuvaban poderosamente a ello.Porque es de saber que, tan to en la Edad Antigua como en la Media, existían en los espíritus privilegiados una suerte de añoranza, de presentimiento, por un continente anhelado, bien que desconocido. La Tierra no estaba completa sin él. Nuestro globo era como un gran rompecabezas al que le faltaba una de sus piezas más importantes que se suponía en las regiones opuestas del occidente, según Ramón Llull, el filósofo balear. ¿No es sorprendente leer esto en un hombre del siglo XIII? Lo que hoy llamamos Améri ca, el continente intuido por la Antigüedad, es en la Divina co media , en el canto XXVI de El Infierno donde adquiere una realidad casi plástica. Dante, conducido de la mano por el espíritu de Virgilio, a través del cielo, el purgatorio y el infierno, conversa aquí con muchos condenados...

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