El misterio rodea el hallazgo del arte robado por los nazis

Como si fuera el capítulo de una novela detectivesca, la noticia difundida esta semana del hallazgo de más de 1.400 obras desaparecidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial despertó gran expectativa y una oleada de comentarios en el mundo de las artes. Algunos de felicidad, porque el descubrimiento contribuye al proceso de recuperación de las piezas pérdidas, confiscadas y robadas durante esa etapa oscura de la historia; y otros más bien de presión a las autoridades alemanas, porque no han dado los datos completos que pueden contribuir a armar el rompecabezas.Para el periodista puertorri queño Héctor Feliciano, autor de El museo desaparecido --una investigación rigurosa publicada en 1997 sobre las obras expoliadas entre los años treinta y cuarenta que permitió la recuperación de más de 100.000 piezas--, hay que ser cautos ante la información.Considera que, aunque es una noticia interesante, los me dios han sobredimensionado el hallazgo.Hay que tener claro que no son 1.400 cuadros, de ese grupo solo 130 son cuadros, el resto está integrado por acuarelas, dibujos y litografías, es decir, que la recuperación es menos importante de lo que uno cree.Dijeron además que las obras están valoradas en 1,34 millardos de dólares, pero yo diría a vuelo de pájaro que no es más de 150 o 200 millones de dólares, expresa el maestro de talleres de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.La Fiscalía de Augsburgo ofreció esta semana los primeros datos oficiales de la operación que comenzó en 2010 y concluyó en 2012 con la recuperación de piezas de Piccaso, Nolde, Chagall y Mattise. Pero quedan cabos sueltos, pues no han mostrado el tesoro en contrado al público ni han establecido el origen de las obras halladas en el apartamento de Cornelis Gurlitt, de 80 años de edad, hijo de Hildebrand Gurlitt, un famoso coleccionista de arte y colaborador durante el régimen nazi.Ellos tienen que analizar qué cantidad de estas obras fueron robadas y qué conjunto proviene de los museos alemanes que Adolfo Hitler mandó a purificar de lo que el llamó `arte...

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