Montaje

Y todo será cuento un día La Cámara Escrita, Ca racas, 2012 de María Fernanda Palacios, está conformado por sus intentos de poemas o narraciones en verso, relatos esbozados y truncos, memorias imagina ciones o necesidades expre sivas: textos provenientes de una selección de tres cuadernos: Vigilias, Raptos y La casa sumergida, escritos en tre 1976 y 1991, y que sin orden cronológico forman las tres partes del libro. Palacios lo califica en la introducción como un libro viejo que no responde al lla mado de la actualidad, y asemeja su forma a una es pecie de oración o de home naje, a veces apenado y otras deslumbrado, pero siempre agradecido por todo aquello que debo a esta vida, la vivi da y la no vivida, la añora da y la perdida. Revelación del azar o la fatalidad de la experiencia, que Palacios rehace, configura, en una escritura que pretende la vastedad y el encarecimiento y negación de la pertenencia. La confianza y la humildad definen la moral poética de Palacios: sólo pretende que sus palabras resuenen por sí mismas, muy lejos de todo lo que yo haya termi nado por imponerles, y así consigan acercarse alguna vez a la música, al ritmo que sostiene la vida. La inteli gencia y la elegancia de la prosa introductoria de Palacios podrían provocar el silencio del comentario y la glosa. Pero la potencia de reinvención del anacronismo que atribuye a sus inde finibles textos poéticos, la memoria como mecanismo de recuperación y representación de la experiencia, el poderoso...

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