Soy mordaz, pero muy sincero

Con su acento venezolano intacto, Rodner Figueroa es el crítico de las figuras del espectáculo latino.Desde Estados Unidos, a donde se mudó una vez que terminó la secundaria, le pone la lupa al vestuario de los artistas y con sus ácidos comentarios enseña al televidente las últimas tendencias de la moda.El fashionista es el personaje que creó para destacarse en el medio y siempre está presente en las antesalas de eventos como los Grammy Latinos, los premios Lo Nuestro o la Semana de la Moda. Además, Figueroa conduce para Univisión el programa Sal y Pimienta, en el que, junto a Lourdes Stephen, arma una mesa de discusión de las principales noticias de farándula.--Con una madre jueza y un padre contador, ¿cómo nació su pasión por la moda? --Es muy cómico porque vengo de una familia con muchas mujeres. En mi casa la moda siempre fue un tema del que se hablaba mucho.Además, en Venezuela las juezas no llevaban toga y a mi mamá le gusta vestirse bien, por lo tanto para ahorrar tiempo dejaba organizado en su clóset el vestuario que se pondría al día siguiente para ir a los tribunales.Para mí eso era como una instalación de arte.--¿Cómo fue su infancia en Venezuela? --Fui feliz. Se respiraba tranquili dad. No se hablaba tanto de política.La Venezuela de los años ochenta era más glamorosa. Era la época de oro del Miss Venezuela. Veía esos grandes shows y yo decía quiero pertenecer a ese medio. Recuerdo el orgullo cada vez que una candidata nuestra ganaba en algún concurso internacional. Por otro lado, mi papá fue muy visionario, nos hizo recorrer el país para conocer todas las bellezas. Cuando mis compañeros se iban a Disney, yo iba al Salto Ángel. Puedo decir que conozco mi país. Es un grato recuerdo, fue una infancia genuina.--¿Cómo fue el momento de dejar el país? ¿Por qué se fue? --Básicamente por impaciente.Quería estudiar Comunicación Social, venía del colegio San Ignacio de Loyola y el paso natural era irse a la Universidad Católica. Como quedé un punto por debajo del índice solicitado me sugirieron empezar otra carrera y luego cambiarme. Y yo, por impaciente, no quise hacerlo.--¿Qué extraña de su país? --Su gente. Los venezolanos son las personas más divertidas, acogedoras, buenos anfitriones, alegres...He viajado por el mundo y he conocido gente muy chévere de otros países, pero el venezolano disfruta de la vida. Extraño las visitas entre vecinos, comidas como el golfeado, extraño el Ávila. Extraño el aroma.--¿Cómo decidió que quería estu...

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