Mosca con lo que quiere la gente

Es clavo pasao. No volveremos sobre la fecha de las primarias, que son ya un hito de unidad nacio nal y promesa de refundación de la república. Pero queda un asunto que vale la pena debatir: el mito de la infalibilidad de la masa, la supuesta sabiduría del pueblo. Y, sobre todo, conviene hacer visible la estrategia de ciertos políticos y hasta periodistas que adhieren la opinión mayoritaria, sin someterla a examen ni evaluar si verdaderamente resultará en beneficio para el país. Hay un afán generalizado de hacerse popular, de encontrar aplauso y aprobación, aún con sacrificio del espíritu crítico y de la ponderación que debe observarse al comprometer la propia perspectiva en una cuestión pública. En un contexto de polarización, quien persiga el asenso de la claque tenderá a apuntarse a las versiones de moda, no importa que sean peregrinas o directamente idiotas. En enero de 2006 entrevisté al expresidente Rafael Caldera, a propósito de su arribo a los 90 años de vida. Al tratar de inducirlo a un rápido balance de esa peripecia, aludí al episodio del sobreseimiento de Hugo Chávez y otros cabecillas del intento de golpe de Estado de febrero de 1992. Calculé erradamente que el ex mandatario contabilizaría eso como uno de sus mayores errores. En vez de eso, desvió la responsabilidad a lo que suele llamarse la gente. -El sobreseimiento recordó Calderano fue una iniciativa mía en exclusividad: era un deseo nacional. Si usted revisa el cuaderno de vida de cualquiera de los que hoy tanto lo critican, encontrará que ya desde la campaña electoral me pedían: Caldera, hay que sobreseer a los militares. El ex senador Juan José Caldera, hijo de quien fuera presidente en dos ocasiones, ha abundado en las presiones de que fue objeto su padre para que soltara al golpista del 92. Se creó una corriente de opinión a favor de la liberación de los militares por parte de la prensa al presentar mayor cantidad de noticias a favor del sobreseimiento de la causa. Claudio Fermín, Oswaldo Álva rez Paz y Andrés Velásquez, prin cipales rivales de Caldera en la contienda presidencial del 93, se pronunciaron públicamente a favor de una amnistía general para los golpistas del 92 y se comprometieron a ponerlos en libertad. Era el reflejo de una opinión...

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