El Mubarak criollo

El Presidente no tuvo más remedio que pedir públicamente perdón por los errores cometidos durante estos largos y oscuros 12 años. Pero lo difícil es que el pueblo venezolano no sólo lo perdone sino que al mismo tiempo borre de su memoria el hecho de que como mandatario electo recibió un país que estaba medianamente unido tras la esperanza de construir un futuro mejor.

Hoy, 12 años después, ese mismo país está dividido y arruinado, en la bancarrota moral y material, endeudado hasta los tuétanos con los grandes grupos financieros internacionales, con su principal industria, Pdvsa, desmantelada y dirigida por una sarta de improvisados pendientes más de su bienestar personal y el de sus familiares cercanos, que de hacerla producir en grande para beneficio de la sociedad entera. Nada de esto se le puede perdonar a quien no ha hecho otra cosa que hablar hasta por los codos sin dejar alguna obra digna del recuerdo.

Sin ir muy lejos, el feroz dictador Pérez Jiménez en 10 años sembró de carreteras y autopistas la geografía venezolana, construyó en 2 años los bloques del 23 de Enero, terminó una parte importante de la Universidad Central y la Escuela Militar, levantó y dotó el Hospital Universitario, sembró de hoteles los distintos sitios turísticos de Venezuela.

Si comparamos estos 2 gobiernos militares encontramos que coinciden muy bien en corrupción y represión, pero al menos el del general Pérez Jiménez no fue tan flojo y descuidado, tan inepto y despilfarrador, tan hablachento y embustero. En verdad, estos 12 años rojo rojitos se han caracterizado por los innumerables anuncios de obras y del levantamiento en...

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