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Muerte de un tirano

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Vincent

Nunca he creído que la muerte convierta a seres ruines y miserables en personajes dignos y respetables. Tampoco estoy de acuerdo con que, por respeto al dolor de sus familiares, ese hecho nos obligue a callar y olvidar todo el dolor y sufrimiento que, durante su vida, el fallecido pueda haber causado a otros; más bien, me parece que esa actitud es irresponsable e hipócrita. Hago este breve preámbulo para referirme a la muerte de un gorila despreciable, como era Jorge Rafael Videla.El 24 de marzo de 1976, tras un golpe de Esta do exitoso puesto que no todos los son, Videla se hizo con el poder en Argentina, condujo una de las dictaduras militares más crueles y sanguinarias que han azotado este continente, y se convirtió en el símbolo de la represión y la barbarie. Como jefe de los alzados, encabezó un proceso que tenía objetivos y no plazos; como es obvio, entre esos objetivos no figuraba respetar la independencia del Poder Judicial, los derechos humanos o el pluralismo político inherente a la democracia.Su paso por el poder será recordado por la re presión, la tortura, los centros de detención clandestina, más de 30.000 personas desaparecidas y lo que se ha calificado como el robo de bebés de los desaparecidos. Además del desmantelamiento de los sindicatos, las primeras medidas de la junta militar impusieron una estricta censura de prensa, restricciones a la libertad de expresión de intelectuales disidentes, quema de libros, la prohibición de la publicación o circulación de ciertos libros en el país, e incluso la prohibición de difundir determinadas grabaciones de Carlos Gardel y de la escritora y cantautora María Elena Walsh; después de todo, lo que caracteriza a una tiranía es el miedo a las ideas.Mientras estuvo al frente de la dictadura, Videla se refirió con desprecio e insensibilidad a las víctimas de las desapariciones forzadas, señalando que eran personas que no tenían entidad; no estaban ni muertas ni vivas; estaban desparecidas.Posteriormente, cuando ya había sido...

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