Ha muerto el relojero de la Catedral

El pasado 30 de noviembre falleció en Caracas Horst Wichmann Kofinke, quien fuera el re lojero certificado de la Catedral de Caracas hasta el año 2003. Había cumplido 73 años de edad el 20 de marzo. Horst nació en Caracas pero dio sus primeros pasos en el oficio en Alemania, a través de un tío paterno. De regreso a Venezuela trabajó en Longines y luego en Joyerías Unidas. Allí se perfeccionó. Posteriormente fue contratado por la Contraloría y luego por la Gobernación de Caracas, como relojero de la Catedral. La relojería fue una de sus pa siones. Él reparó, entre otros muchos, el reloj de la iglesia de Santa Teresa del Tuy y el de Güiripa. Él mismo elaboraba los repuestos, de ser necesario. Su emblema: Se hacen bien las cosas o no se hacen. Responsable siempre, trabajó con profesionalismo y meticulosidad. Su otra pasión fue el mar. Los veleros. Era de alguna manera un ciudadano del mundo. Lo conocí en los años sesenta, siendo yo un niño de 10 años, convertido él en cuñado de mi tía María Teresa, casada con Hans Wichmann, su hermano. No olvidaré su desprendimiento al obsequiarme dos magníficos regalos: un gran avión monoplaza de madera; y un barco, el Cutty Sark Âúltimo de los veleros tipo clipper construidos en Gran Bretaña que entonces estaba armando. Los conservé durante un buen tiempo pero confieso que no los terminé. Era muy consciente del valor del reloj que tenía en sus manos. De cuánto representa para el caraqueño de a pie ese testigo de más de un siglo de historia. El actual reloj había llegado a La Guaira en 1888 en el vapor Larné. El relojero Gosling, enviado por la firma inglesa para instalarlo en la torre de la Catedral, trabajó cinco meses para instalar las siete toneladas del aparato. En la Navidad de ese año ya estaba funcionando y por los ámbitos de la plaza Bolívar se escucharon por primera vez los acordes del Himno Nacional, esta vez interpretado con timbres exóticos y metálicos que le prestaban acentos inusitados e inauditos. De acuerdo con quien fuera cronista de Caracas Juan Ernesto Montenegro, en Los siete relo jes de la Catedral Caracas, 1991, hubo seis relojes previos. El primero data de 1636 y su impulso motor era de pesas, el único funcional para los relojes de pie, de pared o monumentales. Dos años después el Cabildo decidió adquirir otro. Se adquirió uno de bronce y su campanada era tan fuerte como para escucharse en el...

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