De las multisápidas a las insípidas hallacas

Cuando Rómulo Betancourt instaba al pueblo a disfrutar de las multisápidas en sus aren gas políticas, sabía que detrás de aquel horizonte pleno de nubes turbulentas que anunciaban tempestades políticas, había un país capaz de rellenar la hallaca.Si en los cielos de la nación crecían nubarrones tempestuosos, en sus campos crecían los alimentos de la mesa del venezolano, porque en las fábricas la industria sembraba el petróleo y se podía importar, por haber creado fuentes de trabajo digno, lo que el plato de la Navidad exige como icono gastronómico nacional.Hoy no hay multisápidas. La hallaca se ha convertido en un plato insípido, refl ejo del fracaso del fraude con nombre de revolución. Expropiaciones convirtieron el fértil y productivo campo en territorio agreste.Se bajó la santamaría en las fábricas y, en vez de la semilla de maíz en el surco de la nación, han sembrado el odio que divide la familia venezolana.Aquella añorada Mesa de Na vidad reunía a su alrededor al pueblo en plenitud de sueños e ilusiones, orgulloso de sus valores, con indeclinable fe en su futuro como nación.Hubo confl ictos, cierto; pero nunca se bajó la guardia en el reclamo del derecho del trabajador, del obrero, del campesino y del estudiante. El ciudada no ejerció de militante porque Venezuela fue siempre nación líder del continente donde las puertas estuvieron abiertas para hacer camino en sus senderos generosos de trabajo y creación, donde se encontraron...

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