Los museos nacionales legitiman el 4 de Febrero a través del arte

El 4 de febrero de 1992 tuvo como base de operaciones un museo, el Histórico Militar. Sin embargo, no fue sino hasta la semana pasada que el golpe se convirtió en material de exposición. Instituciones como el Museo de Bellas Artes, el Alejandro Otero y el Jacobo Borges han dedicado muestras a la conmemoración del vigésimo aniversario de la gesta fundacional del proyecto político del presidente Hugo Chávez. La más comentada hasta ahora es Arte/política, que se exhibe en el Museo de Bellas Artes. La razones son varias: es la institución más céntrica de las 3, su colectiva abarca 7 salas, de entrada el tema de la muestra no es expresamente chavista y, a juicio del investigador Gerardo Zavarce, el título promete saldar una deuda que la historiografía aún tiene pendiente: el análisis de los fenómenos políticos contemporáneos a la luz del arte. Fue por eso que aceptó una invitación de El Nacional para acudir al museo y analizar la exposición durante 90 minutos. Su primera observación de la exhibición es de orden formal. Hay una excesiva carga de obras en sala. Las piezas no respiran. Es una curaduría similar a la de la primera Megaexposición: mezcla diversos formatos, técnicas y épocas. Eso significa un problema a la hora de hacer una lectura, señala. En la primera sala se entre mezclan una serie de copias de los bocetos del Guernica de Pablo Picasso; un texto que cita las descripciones que Alejandro de Humboldt hizo entre 1799 y 1801 en su expedición al país; la acuarela Sátira del colonialismo alemán con personajes militares y Juan Vicente Gómez, creada por Leo Leoncio Martínez en 1912; fotografías de los años ochenta que muestran la guerra en Centroamérica; el boceto del fresco Liberación de los escla vos, realizado por Pedro León Castro entre 1951 y 1952; y lienzos de Gabriel Bracho, un pintor influenciado por el muralismo mexicano. Más adelante están Jacobo Borges y la Nueva Figuración, una serie de litografías de Luis Guevara Moreno, una imagen del desfile del 1° de Mayo de 1968 tomada por Paolo Gasparini y una obra en papel de Carlos Contramaestre. No hay orden cronológico, ni una clasificación de las piezas de acuerdo con períodos, técnicas u otros criterios formales. Hay un amasijo variopinto. Indudablemente son muy buenas obras, pero se diluye su contenido por una decisión curatorial, que las saca de contexto. Uno espera una lectura de contenido, pero no entiendo por qué no contraponen a Bracho con Borges, sino que lo ponen cerca de los...

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