Una nación paranoica

En Venezuela todo es sospechoso. Bajo sospecha están, en primer lugar, el gobierno y los gobernantes; los generales, los policías y los guardias nacionales. Los ciudadanos comunes, los par tidos políticos y la dirigencia de oposición. El sistema de medios, el financiero y el educativo. Incluso la jerarquía de la Iglesia católica, en otros tiempos venerable, hoy está bajo sospecha. El señor que la tarde de ayer caminaba a mis espaldas me pareció sospechoso.Y, claro, la sospecha generalizada genera un estado de paranoia colectiva.La sospecha mayor pesa sobre el gobierno, los gober nantes y la cúpula militar. Estadistas de todo el mundo, desde Barack Obama hasta Felipe González, pasando por Óscar Arias y el propio Pepe Mujica, en otro tiempo aliado del proyecto rojo, señalan hacia la parte más septentrional de la América del Sur y afi rman que aquí, en esta Tierra de Gracia, algo huele muy mal.Obama dice que se violan los de rechos humanos y sanciona una ley que castiga en su territorio a los violadores. Mujica, que se prepara un golpe de Estado de izquierda, y que si ocurre la democracia se irá al carajo sic. González, que tener a los dirigentes políticos presos es un abuso de poder semejante a los de Pinochet. Y Arias, el Nobel de la Paz, que en Venezuela hay un régimen totalitario.El sentido común dice que la posibilidad de que los ma rines vengan a invadirnos es solo ilusión ofi cial. Pero obviamente hay un acuerdo, probablemente no escrito, entre las democracias de los países más desarrollados para acorralar al supuestamente descomunal proceso de corrupción y acumulación de capitales ilícitos que está ocurriendo en Venezuela.Una confl uencia similar a la que ocurre entre las más importantes organizaciones internacionales no gubernamentales de defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión. O a la que se da entre medios internacionales. Desde CNN y los grandes diarios estadounidenses hasta El País, ABC y El Mundo de Madrid, El Tiempo y la revista Semana de Colombia, donde el enfoque común es la existencia en el gobierno venezolano de un triangulo diabólico en cuyos vértices brillan la corrupción generalizada, el fi nanciamiento al...

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