Una Navidad feliz y provechosa

Los venezolanos anhelamos una feliz Navidad. Naturalmente.Sin embargo, es conveniente preguntarnos si nuestra Navidad feliz es una Navidad provechosa, útil, que nos deje algo realmente bueno y grande, que vaya más allá de los festejos, los estrenos, las comilonas y los regalos.Más allá incluso de los viajes, de la necesaria visita a la familia, del muy merecido descanso.Y digo esto porque nosotros, que somos un pueblo muy fiestero, estamos igualando la Navidad al Carnaval. Y muchos caen en el ocio ausencia de trabajo que paraliza el país, en el derroche, en el libertinaje y el despilfarro. Seguimos teniendo innecesarios accidentes en las carreteras, y rechazamos, claro está, la violencia asesina que también se da en estos días, y el aumento de la delincuencia estimulada por el alto volumen de dinero en la calle. Además, muchos tendrán que ir en enero al médico como consecuencia de los excesos en el comer y beber.Esa Navidad es una Navidad frívola, con n minúscula, vacía y pagana, para nada provechosa, sino perjudicial y no cristiana.Debemos ir a algo más sustan cial, profundo, auténtico. Y por eso conviene recordar el auténtico sentido de la Navidad. La clave nos la da el ángel de Belén: Les anuncio una gran alegría: hoy, en la ciudad de David, ha nacido pa ra ustedes un Salvador, el Mesías, el Señor. La Navidad, de verdad, verdad, es el natalicio, el cumpleaños de Jesucristo. El centro de la Navidad es Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, que es el camino, la verdad y la vida. La Navidad es una fiesta esencialmente religiosa. Y en Navidad Jesús nos invita a recibirlo en nuestros corazones con una fe viva, acompañada por las obras, especialmente el intenso amor a Dios y a nuestros hermanos.Al recibir a Cristo disfrutamos la felicidad de la fe. Recordemos las palabras de santa Isabel a María Santísima, la madre del divino cumpleañero: Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Pues bien: ¡también nosotros tenemos la felicidad de la fe! Por gracia de Dios, por regalo divino, hemos recibido esa luz maravillosa que nos hace ver la existencia, la bon dad, la grandeza de Dios, y sentimos su presencia a través de Jesucristo, su Hijo amado, que vino para que el mundo tenga vida y vida abundante. Agradezcamos al Señor ese don maravilloso, y sepamos valorarlo, fortalecerlo y defenderlo en un mundo secularizado que quiere sacar a Dios de la...

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