No estamos contentos

Mensajes discretos. Al tiem po que aumentan las cifras de mortandad por desnutrición infantil igual que el número de tuiteros desesperados que buscan medicamentos para familiares o allegados, mientras la carne de res continúa desaparecida de los establecimientos, los productos alimenticios lucen precios estratosféricos, las calles replican la superficie lunar, la basura se adueña de las vías caraqueñas, más jóvenes y profesionales hacen sus maletas para emigrar, las familias se dispersan por el mundo, las fachadas envejecen por el impagable costo de la pintura, los semáforos mueren a centímetros de alcabalas móviles, el abuso de autoridad se reproduce en cada rincón, los cajeros automáticos carecen de insumo para trabajar y los seudodialogantes chantajean con la ayuda humanitaria, mientras todo eso sucede, la tristeza se apodera de la Navidad 2017.Entre hambre, dolencias, frustración, melancolía, retroceso y empobrecimiento es imposible pensar en hallacas, estrenos, lucecitas en los balcones o Niño Jesús.La vida del venezolano se ha limitado a subsistir, aplicando aquella máxima inolvidable de Eudomar Santos: como vaya viniendo, vamos viendo. Y esa situación se ref leja irremediablemente en las pantallas de los televisores. De aquellos mensajes fastuosos, alegres y emotivos, que se estrenaban el primero de diciembre para ambientar la temporada, solo...

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