No padecimos una desgracia, sino que tuvimos una señal de alarma

El calor en Chile era insufrible y excepcional para esa fecha. Nadie lo vio venir, pero el clima era señal inequívoca de lo que sucedería: a las 3:34 am del 27 de febrero del año pasado un terremoto de 8,8 en la escala de Richter sacudió el centro sur de ese país y movió su capital 27,7 centímetros. Juan Villoro se despertó atur dido, bajó al vestíbulo del hotel en el que se hospedaba y supo que había sobrevivido a una catástrofe. Se encontraba en Santiago para asistir al Congreso Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil. Su experiencia puede leerse en 8,8: el miedo en el espejo, que editó Puntocero para Venezuela recientemente. Durante una semana, los invi tados al encuentro se reunieron en el vestíbulo del hotel a esperar los vuelos que los regresarían a sus países de origen. Colombia, Perú y Brasil enviaron aviones a la base militar, pero a los mexicanos les tocó negociar con LAN y Aeroméxico para volver a sus hogares. Mientras, todos contaban sus historias. La espera fue un taller narra tivo accidental. En su momento me pareció una lata, pero las molestias son combustible literario y de esa tensa espera surgió el libro. No tomé apuntes, señala el autor, que para escribir la crónica se sirvió de la memoria y de la curiosidad. Cuando llegó a México tuvo que afrontar otra dificultad: se había traído el miedo consigo. Durante semanas sólo pensé en el sismo, sentía que la tierra se movía, tenía desórdenes de sueño. Decidí que lo único que podía hacer era usar el temblor de mis manos en el teclado. 8,8: el miedo en el espejo surgió co mo un desahogo, relata. Pero felizmente ha vuelto a soñar, y ahora prepara una novela gráfica con dibujos de Bernardo Fernández. Además, en agosto estrenará en Argentina la pieza teatral Filosofía de vida, dirigida por Javier Daulte. Â ¿Qué dificultades supone escribir desde el miedo? Â Vivimos en compañía de miedos suprimidos que no siempre mantenemos a raya. El terremoto los sacó a la superficie. Me pareció el mejor ángulo para escribir. La dificultad estaba...

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